MENU FINAL DEL VERANO
Os propongo un menú de transición
El final del verano siempre tiene un encanto especial. Los días siguen siendo luminosos, pero ya empieza a sentirse el cambio de estación: las temperaturas bajan un poco, las rutinas regresan y nuestro cuerpo comienza a pedir alimentos distintos. Es un momento perfecto para ajustar lo que ponemos en el plato y acompañar a nuestro organismo en esta transición suave hacia el otoño.
En esta época, la alimentación puede ser más ligera que en invierno, pero al mismo tiempo un poco más nutritiva que en pleno verano. Queremos seguir aprovechando las frutas y verduras frescas de temporada —tomates, calabacines, melocotones, higos—, pero también ir incorporando preparaciones que reconfortan y nos sostienen para los meses que vienen.
Por eso te comparto este menú de final de verano, pensado para que disfrutes de platos sencillos, sabrosos y llenos de color. Son recetas fáciles de preparar, con ingredientes de temporada y que te ayudarán a sentirte en equilibrio: ni muy pesado, ni demasiado ligero. Una invitación a vivir esta transición de estación con calma, escuchando lo que tu cuerpo necesita y celebrando los sabores que nos regala la naturaleza en este momento del año.
Recordatorio importante
Más allá de las recetas y los menús, lo esencial es escuchar tu cuerpo. Ningún plan es universal ni rígido: lo que a una persona le nutre, a otra puede no sentarle bien. Tu cuerpo cambia cada día, y sus necesidades también.
Come con atención, reconoce tus señales de hambre y saciedad, observa qué alimentos te dan energía y cuáles te la restan. Permítete adaptar, añadir o quitar según lo que necesites en cada momento.
La alimentación real no se trata de perfección, sino de conexión. Se trata de encontrar un equilibrio que te dé calma, disfrute y bienestar. Confía en ti: tu cuerpo es sabio y siempre te habla, solo hay que aprender a escucharlo.